Opacidad e inconformidades, por Feria de Ixmiquilpan 2024

Ocultan Cuánto Invirtió y Cuánto Ganó el Municipio

Por Arturo González Alanís

Entre la opacidad de organizadores e inconformidades tanto de habitantes y visitantes, transcurrió la Feria de Ixmiquilpan 2024, realizada durante 11 días, entre el 8 y 18 del presente mes, bajo la organización y coordinación de servidores públicos de la presidencia municipal, que hasta el jueves 22 no daban a conocer el respectivo informe financiero.

Durante la presentación de dicha festividad, a finales de julio pasado, tanto integrantes del Comité de Feria como la presidenta municipal, Araceli Beltrán Contreras, se negaron a informar cuánto dinero dispusieron de las arcas locales, para sufragar gastos de organización y menos detallaron de qué partida presupuestal tomaron ese recurso.

Por su parte, los 15 regidores y dos síndicos -hacendario y jurídico-, guardaron silencio y no informaron si autorizaron o no el esquema de financiamiento de la feria y su correspondiente disposición de recursos económicos; inclusive, no se supo si fue ventilado o no el tema en alguna sesión edilicia, porque tienen la insana costumbre de no hacerlas públicas.

Las autoridades municipales tampoco revelaron cuántos permisos extendieron y menos cuánto cobraron por derecho de piso a la diversidad de puestos semifijos, que se instalaron en inmediaciones de la feria, limitándose a informar que habría vendedores de artesanías, comida y bebidas, así como juegos mecánicos.

En la cartelera artística presumieron que el precio de acceso general sería de 50 pesos, según que con derecho a todos los juegos mecánicos pero en el ejercicio mucha gente se quejó de que había no más de 10, algunos sin energía eléctrica, siendo operados de manera manual, mientras que en los que sí servían tenían que pagar entre 60 y 80 pesos por persona.

Pero la molestia e indignación de usuarios se vieron agravadas, con el repentino incremento del costo de entrada, hasta en 100 pesos por persona, bajo el absurdo argumento de que se presentarían agrupaciones musicales de moda; inclusive se atrevieron a limitar el espacio destinado a los espectadores en general, porque a alguien se le ocurrió vender espacios “vip”.

Sí, quienes únicamente pagaron sus 100 pesitos, tuvieron necesidad de soportar empujones y apretujones, porque el área de presentaciones musicales fue dividida con vallas metálicas, que a su vez protegían mesas con sillas para cuatro personas, que fueron vendidas en dos mil pesos pero aparte había que pagar la bebida, por ser el área “vip”.

Entre tanto, algunos asistentes y medios informativos digitales de la región documentaron el ambiente de inseguridad que se vivió o sufrió en algunos espectáculos musicales, por causa de seguidas riñas, a su vez derivadas de la descomunal venta e ingesta de bebidas alcohólicas, combinadas con la falta de organización y que rebasaron al escaso número de elementos de seguridad.

Eso sí, las autoridades municipales, en su página oficial Facebook alardearon: “(…) sin duda alguna La Fiesta que Hacemos Todos se convirtió en una celebración que, con gran éxito llegó a su final, Gracias por disfrutar de esta, ¡la fiesta que hicimos todos!”, pero hasta el cierre de la presente edición seguían en la opacidad, porque no presentaban el informe financiero correspondiente.

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