Columna / Balcón Político
Por Carlos Camacho
Lo ocurrido ayer en Mecatlán, municipio huasteco de Yahualica, donde un grupo de inconformes intentó retener al gobernador Julio Menchaca Salazar, reflejó fallas en la logística y la inteligencia gubernamental, encargada de prevenir y evitar este tipo de incidentes.
Menchaca Salazar no es el único gobernante que ha estado en riesgo, en su oportunidad también ocurrieron situaciones semejantes a los entonces gobernadores, Jesús Murillo Karam y Miguel Angel Osorio Chong.
Al primero, en una gira en la comunidad de Santa Teresa, municipio de Yahualica (curiosamente) lo recibieron campesinos inconformes, quienes “rayaban sus machetes en el cemento de la cancha de usos múltiples, en actitud amenazante. Murillo Karam, de gira por ese municipio para entregar obras, decidió con un reducido grupo de acompañantes, encarar a los inconformes y luego de un ríspido diálogo, vino la calma.
A Miguel Antel Osorio Chong, las huestes de Cipriano Charrez, lo enfrentaron en una reunión sostenida en el teatro “Miguel Hidalgo” del municipio de Ixmiquilpan. El propio Charrez Pedraza, encabezó la manifestación y enfrentó al gobernador, quien salió indignado del lugar.
Ayer le tocó a Menchaca Salazar, enfrentar a un nutrido grupo de manifestantes que reclamaban el cumplimiento de los apoyos para los afectados por las lluvias recientes, que dañaron caminos y viviendas.
Ya antes, en Tlaxcoapan, el ejecutivo estatal también pasó un mal rato, cuando un grupo de personas que lo abucheó, aunque no pasó de los gritos y chiflidos.
Esta vez, la situación estuvo a punto de salirse de control y el ejecutivo estatal tuvo que ser recatado y llevado a bordo de una camioneta, para evitar los insultos y eventuales agresiones físicas.
Este hecho evidenció las fallas en el equipo de logística encargado de preparar los eventos y advertir sobre eventuales brotes de inconformidad, pero también ha hecho evidente la ausencia de Inteligencia, entendida esta como la tarea de advertir y corregir a tiempo los eventuales brotes de inconformidad, derivados del retraso en el cumplimiento de algunas obras y acciones, como fue el caso.
Pero, no se pueden esperar tareas de Inteligencia, si los encargados de realizar estas labores, cada día carecen más de recursos para desempeñar su labor; hoy, no tienen vehículos para movilizarse, no cuentan con viáticos o son muy escasos, no hay personal calificado para ello. A los agentes de gobernación se les han conferido tareas de reportero: acuden a los eventos y elaboran sus tarjetas con lo que resulte de una noticia.
No hay tareas de investigación, de prevención sobre posibles brotes de inconformidad, respecto de la conformación política de un municipio, de los grupos afines y los antagónicos, de las necesidades más apremiantes de la gente, para atenderlas a tiempo, antes de que estallen en inconformidades como la de ayer.
Por fortuna, lo de ayer no pasó de un susto, pero si evidenció carencias en el accionar de ciertas áreas del gobierno estatal, que deberán corregirse para evitar más malos ratos.