Jesús Aurelio Martínez y su amor por la botánica

Un orgullo para Tulancingo.

Por Catalina Martínez Duarte

La de Jesús Aurelio Martínez Godínez originario de Tulancingo, es una historia singular; de manera discreta, forma parte de importantes desarrollos nacionales; la creación de Pronósticos Deportivos, iniciador de las azoteas verdes, dedicado a la propagación y conservación de plantas, hasta ser parte de estudios y hallazgos de medicina herbolaria.

Su amor por la naturaleza tiene origen en sus abuelos, por un lado Micaela Duarte, allá en el rancho de Las Lajas, le fue enseñando y junto con Aurelio hicieron un redondel de piedra en el que entre cada espacio fueron sembrando plantas que crecían en el campo: “se hicieron colgantes, se veía bonito, un cactus que le llaman cola de rata es de las que ella sembró, aún no sé de dónde lo trajo”, también de su abuelo aprendió a sembrar, cosechar a criar animales.

En su búsqueda por hacer algo más con su vida, al terminar sus estudios de preparatoria en Tulancingo, con 35 pesos en la bolsa, Aurelio decidió irse al entonces Distrito Federal: “no sabía con quién iba a llegar, ni a topar, supe que no se jugaba con la suerte”, encontró un cuarto pequeño compartido para vivir, comía solo dos alimentos al día, entró a la escuela de Eulalio Ferrer cuando le dijeron que estudiaría mercadotecnia y publicidad, no sabía de qué le hablaban.

Tuvo que trabajar, trapeando un enorme edificio, contestando un conmutador, apoyando a ingenieros franceses que estaban diseñando uno de los túneles del metro, hace ya casi medio centenar de años: “conocía a los socios de la agencia Camacho y Orvañanos, mi maestro que me daba estudios de mercado me invitó a ser parte de Pronósticos Deportivos”.

Martínez Godínez relata que, en esos tiempos en la ahora Ciudad de México, ya en comercios por cuadras se organizaban para hacer sus quinielas, entonces el gobierno se dio cuenta, los mandaron a hacer censos, se empezó a jugar con 10 pesos, fue el partido de México-Italia uno de los primeros, que fue el periódico Esto su principal herramienta, a él le dieron un pago de 7 mil 500 pesos: “en mi vida había visto tanto dinero, me fui a comer camarones cristal, mientras los disfrutaba volteaba para que la gente me viera, presumiendo”.

Entonces apareció en su vida Belinda Castellanos, originaria de Huachinango, Puebla. “fue para mí líder e inspiración, hacia los jingles para la casa Pedro, yo desarrollaba los guiones, después me mandaron a hacer estudio de mercado para empresas como lapiceros Rolipen, Lala, hablando con gerentes, así conocí al propietario de Túrmix, me dio jugo de naranja y zanahoria, saqué mi libretita y me pidió ver lo que anotaba, viendo que eran encuestas, me dijo que él tenía hasta cuarto año de estudios y que mejor me convenía poner un negocio con sus productos, no tenía quién me orientara y lo rechacé”.

Fue vendedor de libros: “fueron dos años en que me impactaron porque empecé a conocer mucha gente, tenía que tararearles muy bien para vender”; tuvo que regresar a Tulancingo porque su mamá enfermó, abrió su agencia de publicidad que se llamó JJ, haciendo colectivos que se conservan como la de Alaflex, trabajo en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, donde fue nombrado subjefe de Distrito de Planeación al año de haber ingresado en el Distrito de Desarrollo de Tulancingo que atendida 23 municipios para lo que tenía que elaborar el presupuesto.

“Me toco con Carlos Salinas de Gortari como presidente del país cuando se modificó el Artículo 27 Constitucional, cuando pidió dinero al extranjero para darles 20 mil pesos por hectárea para que no se abandonara el campo, mal hicieron a la gente, se dio mucha corrupción; me mandaron a cursos como en la Universidad de Chapingo, en Ciudad Valles, San Luis Potosí, estaba en planeación pero me metí a la fruticultura, conocí a un ingeniero que me propuso hacer un negocio de plantas que vio mi gusto, el recuerdo de lo aprendido con mis abuelos estaba ahí”.

Se fue a Xaltepuxtla, a Tenango de las Flores, agarrando oficio primero como ayudante, después como comprador y vendedor, hasta poner un negocio que lo llamó Decore con Fora: “me avente como el Borras, descargaba en Xochimilco, Cuemanco, las rosas estaban en 1 peso y 50 centavos, acá las vendíamos a siete pesos: “me costó mucho, no fue fácil, me doy cuenta de que podía ser productor, me puse a chingarle, llegue a producir 140 mil plantas por año”.

Cuando ya tenía su vivero, Aurelio conoció a Jerónimo Reyes Santiago director del Jardín Botánico de Ciudad Universitaria: “empezamos a trabajar juntos y elaboramos un proyecto nacional para identificar todas las echeverrías, resultando un libro, algo que no conocen los hidalguenses, es que después de Oaxaca que tiene 30 especies endémicas, el segundo lugar en el país lo tiene Hidalgo con 17 especies endémicas con un alto valor”.

Siempre risueño, recuerda cuando fue invitado a hacer el documento de la Norma 059 de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales) norma que se aplica para identificar las especies o poblaciones de flora y fauna silvestres en riesgo en nuestro país para la atención y protección correspondiente; trabajando con el biólogo Reyes Santiago, Instituto Politécnico Nacional, Universidad de Chapingo.

“En ese momentos nos pronunciamos que los propietarios de viveros íbamos a surtir una determinada cantidad de planta para poner las azoteas verdes que se iban a hacer en la Ciudad de México con el fin de evitar el calentamiento global, se usara menos electricidad, sustentabilidad ecológica por la proliferación de abejas, mariposas, grillos, aves”; Aurelio Martínez fue de los iniciadores, así empezó a propagar plantas, impartió cursos en escuelas, hizo de su vivero una escuela y visita para cientos de personas. Libros de firmas y frases de agradecimiento han quedado como testigos.

Actualmente además de ser un coleccionista, ha hecho cursos internacionales como con Philippe Gerard presidente de la Asociación de los Jardines Botánicos de Francia, para estudiar las plantas, que lo han llevado a conocer y aplicar los beneficios medicinales, tinturas, tes, todo lo que la herbolaria requiere, incluso con cura para el cáncer que, dice, está en el kalanchoe, tema que sin duda merece otro artículo.

#Compromisoconlaverdad

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