Por Gustavo Flores
El Jaguey, es la comunidad del municipio de Nopala de Villagrán, Hidalgo, donde nació Don Alfredo Sánchez Zamudio, a quien en la secundaria le ofrecieron una beca para ir a estudiar al estado de Querétaro, pero su papá no lo dejó ir porque estaba muy lejos y ¿con quién iba a ir a vivir? En esa época, a Don Alfredo le gustaba manejar, su papá que tenía un empleo de camionero se lo empezó a llevar a viajes por León, Guanajuato y Morelia, Michoacán, donde comenzó sus primeros aprendizajes en el manejo de un camión.
A la edad de 17 años Don Alfredo empezó a trabajar en la empresa “GAMESA”, estuvo como “Chalan” de lavador, mecánico, hojalatero y repartidor de galletas de la planta Vallejo de la bodega ubicada en Santa Clara, Estado de México y de la planta a Tulyehualco, en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y como no le alcanzaba para pagar la renta, se dormía sobre la mercancía adentro de los camiones o en las cabinas de los mismos y en ocasiones en una banca dentro de los baños.
A los 18 años ya era camionero profesional en la empresa “NAVISCO FAMOSA” con un ambiente laboral muy agradable y manejó un camión “Rabón” DINA 1982 con viajes al sureste y centro del país, posteriormente manejó un tráiler DINA 210, es decir, con una maquina más grande que la del “Rabón” y como dice Don Alfredo, me sentía “HOMBRE CAMION”
En 1985 Don Alfredo comentó que se “robo a la novia; la futura novia, Rosa Ycela “Rosy” y su tía habían asistido al velorio y rosario del abuelo, fue ahí donde la conoció y le gustó mucho y la empezó a cortejar, una ocasión en un viaje de la comunidad El jaguey al D.F., coincidieron en el autobús de pasajeros y a la semana siguiente fueron alegremente al cine y poco después se hicieron novios.
Don Alfredo ya manejaba tráiler de doble remolque, que también le llaman “doble articulado” y para entonces se llevaba a su familia cuando podía y bajo su propio riesgo.
De las anécdotas de Don Alfredo cuenta que una ocasión que venían de un viaje de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, después de haber descargado, ya de regreso él y su ayudante vieron a tres personas migrantes de Guatemala y les pidieron un aventón a México, pero Don Alfredo tenía sus dudas porque lo podían parar los de Migración, su ayudante lo convenció y accedieron llevando a los migrantes en el camarote, kilómetros más adelante encontraron un reten y como fue, quedaron retenidos en una prisión de Salina Cruz, Oaxaca, por un lapso de un mes, y como vestían chaleco , pantalón café y camisa blanca los confundieron con operadores de la línea de pasajeros ADO, porque era similar el uniforme de ambos conductores y por tal motivo sintió que tenían un mejor trato.
Para poder salir el papá de Don Alfredo junto los diez mil pesos que les pedían como multa, no sin antes comentar que en esa prisión había tiendas, peluqueros, veían tv., y hasta drogas y alcohol se vendía. Don Alfredo no quiso avisarle a su esposa que estaba detenido porque ella estaba embarazada y solamente le enviaba dinero a través de su papá diciéndole que andaba trabajando en carretera, y al mes fue despedido de la empresa, dedicándose a vender ropa, lencería y diversos objetos en el rancho para poder sobrevivir.
En el primer embarazo de su esposa “Rosy”, su bebé nació muerto porque les habían diagnosticado que el embarazo era de alto riesgo y comentó Don Alfredo que cuando viajaba por las noches veía que a su lado, en el asiento del copiloto, se le aparecía un bebé y él solamente lo veía de reojo, dice que estas apariciones fueron por mucho tiempo y siempre pensó que era su bebé que lo cuidaba.
En el año de 1993 Don Alfredo continuó como trailero, ahora en la empresa “Auto Exprés Perla” y en una ocasión cuando iba saliendo de México al estado de Veracruz, por el rumbo de Ecatepec, lo asaltaron y lo subieron en la cajuela de un automóvil, los asaltantes al ver que llevaba a su familia no se llevaron el camión, sin embargo, a Don Alfredo lo abandonaron unas calles más adelante.
En otro asalto en Guadalajara, todo un día tardaron en cargarle el camión, ya en carretera Don Alfredo pasó a una tienda de autoservicio a comprar botana para el viaje y en ese momento lo abordaron dos tipos con pistola, similar a asaltos anteriores, se lo llevaron en un auto y más adelante lo soltaron y el camión se lo llevaron con la carga (productos saborizantes para preparar agua). Don Alfredo siempre sospechó que es una mafia de asaltantes que comienza desde los despachadores de carga.
Una de las cargas mas costosas que llegó a trasladar fueron cigarros, en caravana de hasta 15 tráileres y escoltados viajaban sin descansar hasta 14 horas hasta Tijuana, y de regreso traían cargas de sopa instantánea, bisutería y hasta carros, algunos choferes para aguantar el sueño se tomaban lo que en el argot popular le llamaban “periquitos” que son pastillas para no dormir, para aguantar el cansancio, vitaminas y antidepresivos (algunas requieren receta médica para su venta).
Lo triste de tomar “periquitos”, comentó Don Alfredo, es que a algunos choferes les da taquicardia, algunos fallecen al quedarse dormidos, otros sienten delirios de persecución (como un chofer que se bajo de su camión y comenzó a caminar por la noche en la carretera porque decía que lo venían persiguiendo).
Una vez llevaban en cajas, maquila de una marca muy famosa de mezclilla a Ciudad Juárez, Chihuahua, y de regreso cargaba la tela para continuar con la maquila en el D.F., Don Alfredo recuerda que estuvo una semana con su familia hospedada en un hotel mientras le entregaban el cargamento y un día salieron a comprar para comer y vieron un puesto donde vendían bolsas con contenido de carnitas y su sorpresa fue que eran bolsitas de cola de pavo, más grasa que carne y que eso es lo que se acostumbra comer en Ciudad Juárez.
En un asalto más, ahora en Rio Grande, Zacatecas, unos policías estales le hicieron la parada y como no obedeció Don Alfredo, dichos policías le dispararon, y lo detuvieron al igual que a otros tres choferes, a quienes los llevaron a un baldío, ya tirados boca abajo escuchó a uno de los policías decir “que les dispararan”, pensó que los matarían porque escuchó dos disparos que probablemente les dispararon a los otros dos choferes y luego a Don Alfredo le dispararon cerca del rostro, la bala pego en la tierra y las piedras que rebotaron le pegaron en la cara causándole heridas sangrientas. El camión que transportaba sopas instantáneas se lo llevaron, posteriormente acudió a un hotel para reportar lo del asalto a la empresa, amablemente el encargado del lugar le dio hospedaje gratis, ya en la madrugada pidió un aventón a un cruce carretero entre Durango y Zacatecas a donde lo recibiría un compañero para auxiliarlo, pero el patrón de la empresa le indicó que regresara a Zacatecas a levantar la denuncia acompañado de un gestor, pero lo asesoraron para que no dijera que quienes lo habían asaltado eran policías para que le dieran el acta de robo.
Son tantas las historias de Don Alfredo que continuaremos la siguiente semana.