Las zonas urbanas han crecido de forma progresiva sin la intervención del Estado.
Por Ignacio García
El encarecimiento de los precios de las viviendas ocasionados por la concentración demográfica y la falta de regulación de las rentas de los inmuebles, han provocado que los jóvenes no tengan la capacidad económica para acceder a un derecho humano fundamental, principalmente en las zonas urbanas, expuso Guadalupe Sánchez Mendoza, investigadora de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La investigadora refirió que los precios de la vivienda se han elevado de forma desmedida en los últimos años, debido a que el mercado ha sido un factor por encima de los intereses de la ciudadanía, lo que a su vez ha generado que las personas de un nivel socioeconómico bajo tengan menores posibilidades de comprar una casa.
De acuerdo con la integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), este factor se ha acelerado en la Ciudad de México, pero también se ha incrementado en Hidalgo, donde personas que tienen ingresos superiores compran más viviendas de las que requieren y las utilizan para rentas en zonas donde se elevan los costos para habitar en las personas.
Agregó que estas personas se enriquecen con el alto cobro de las rentas, mientras que los jóvenes, quienes en su mayoría viven en la precariedad laboral, no tienen los ingresos económicos suficientes para satisfacer sus necesidades, lo que a su vez también impacta en la calidad de vida de la población de entre 18 y 29 años.
Asimismo, indicó que en la actualidad el 60 por ciento de los jóvenes que están trabajando tienen un nivel de estudios medio superior y superior de la entidad, pero sus ingresos económicos en términos reales han sido inferiores, lo que ha impactado en su calidad de vida, es decir, que hay personas más educadas, pero sus incentivos económicos para un desarrollo social son menores.
Ante esa situación, Guillermina Fragoso Olivera, urbanista y demógrafa independiente, también coincidió en que el encarecimiento de los precios de rentas y compras de viviendas han imposibilitado que las personas con un nivel de ingresos económicos de entre uno y dos salarios mínimos no han sido efectivos para satisfacer sus necesidades.
La especialista en estudios de población aseveró que existen casos en los que hay multipropietarios de entre cinco y seis viviendas que posteriormente rentan las mismas a sobreprecios, principalmente entre las zonas donde la plusvalía se ha incrementado, pero las personas que recién egresan de las universidades no tienen la capacidad económica.
También indicó que se requiere de la intervención del Estado para satisfacer las necesidades de la población precarizada que está impedida para adquirir una vivienda por las condiciones económicas en las que se encuentran, ya que se necesitan de una serie de medidas fiscales para incrementar los impuestos para las personas que tienen distintas propiedades y que con ello se inhiban este tipo de prácticas.
La urbanista sostuvo que también se requiere de un sistema de reordenamiento urbano que priorice la construcción de viviendas a una baja renta para las personas con una condición económica precarizada puedan acceder a un mejor sistema de vida para la población en total.
También se busca la generación de viviendas que no se encuentren en las periferias de las ciudades, debido a que esto provoca que las personas con una situación económica baja radican regularmente a las afueras de las urbes, mientras que quienes tienen una situación socioeconómica mayor radican en el centro de las metrópolis.
Sobre esto, el Centro de Estudios Urbanos de la UNAM alertó sobre la crisis inmobiliaria que se ha producido en aquellas viviendas que han encarecido el sistema de vida de las personas que están imposibilitadas de vivir en las áreas urbanas, principalmente entre las demarcaciones con la mayor densidad demográfica.
Asimismo, enfatizó que las personas cada vez tienen menores posibilidades de radicar en la Ciudad de México, donde se han encarecido de forma sistemática los precios de rentas de las viviendas, por lo que se han expandido a otras ciudades del Valle de México como el Estado de México e Hidalgo.
Por ello, las personas se han trasladado a otras ciudades de la entidad como Tizayuca, Mineral de la Reforma y Pachuca, donde cada vez hay más habitantes que radican en las zonas urbanas, principalmente en aquellas regiones que puedan representar un riesgo de la concentración demográfica.
Sobre esto, Alejandra González Cruz, diseñadora gráfica que trabaja en una agencia de publicidad en Pachuca, reconoció que los precios de las viviendas se han acelerado en los últimos años, razón por la cual descartó la posibilidad de adquirir un espacio inmobiliario.
La joven de 25 años dijo que ante la situación precarizada en la que se encuentra, su estilo de vida es diferente al de sus padres, ya que entre sus proyectos no se encuentra la formación de una familia y comprar una casa, sino que busca continuar con sus estudios, así como viajar, dejando a un lado la adquisición de un inmueble.
“Por mi estilo de vida, no hay forma de que yo pueda comprar una casa y eso es algo que mi generación ha entendido y mejor decidimos gastar en nosotros”, relató la profesionista, quien lamentó la falta de condiciones para regular la crisis inmobiliaria para la adquisición de varias viviendas.