Historia de una Partera Tradicional

Por Gustavo Flores

En mis recorridos por la colonia cerro de Cubitos pude entrevistar a la señora Margarita López, oriunda de la sierra Juárez de Oaxaca, quien con mucho entusiasmo me platicó algunas de sus experiencias e historias como partera.

¿Doña Margarita cómo se inició usted como partera?

Yo me inicié como partera cuando tenía 22 años porque mi esposo se enteró de un curso de partería que impartirían en la ciudad de Oaxaca, en el seguro social y me trasladé hasta allá porque aquí en mi comunidad solo existía una partera y no estaba tan capacitada.

¿Qué experiencias de su labor como partera me podría usted compartir?

¡Uy cuántas experiencias no he vivido don Gustavo. Pues le voy a contar de mis primeros partos que yo atendía con la partera del pueblo, fíjese que esa partera de mi pueblo era borrachita y cuando yo la acompañaba ella ya tenía sus copitas encima porque siempre les pedía a las familias que iba a atender, yo veía que para ayudar a salir al bebé cuando eran partos difíciles se les amarraba un lazo alrededor y un poco arriba del vientre de la madre para empezar a jalar y que no se regresara él bebé, eso lo fui aprendiendo y en mis partos también lo ponía en práctica, una vez esa partera por error en lugar de jalar solo la placenta también jaló las tripas de la mamá y a los pocos días la mamá hacía del baño sangre y se murió, desde ahí la gente empezó a pedirme a mí que solo yo atendiera los partos.

Afortunadamente a mí nunca se me murió ninguno y cuando eran partos de piecitos (que él bebé venía con los pies hacia abajo) los podía voltear adentro de la panza de la mamá para ponerlos de cabecita. Y a la fecha aunque ya no atiendo partos me siguen llamando para voltear al bebé y calentarles la panza.

¿Doña Margarita, cuantos partos ha atendido y quien la atendía a usted cuando tuvo sus hijos?

A ver don Gus déjeme contarlos porque han sido muchos. Fácil de los que me acuerdo han sido más de 50 con decirle que también he atendido a los hijos de los que yo ayudé a nacer, y a mí me atendía esa partera que era borrachita, pero dos de mis ocho partos, me los atendí yo misma.

¿Y porque se atendió usted solita. No había quien le ayudara?

En esos dos partos mi esposo no estaba para llamar a la partera y como yo ya estaba con fuertes dolores ya no pude ir por ella, así que como ya sabía yo de partería preparé mis tijeras y mi hilo y me agarré de un mueble para sentarme en cuclillas y pujar y cuando iba saliendo mi bebé yo me lo jalé y con el hilito le amarré el cordón y me lo corté y después me jalé la placenta y más o menos así fue con el segundo también.

¿Y sus otros partos cómo fueron?

Los primeros los tuve a un lado de mi petate, nada más tendía un pedazo de tela sobre la tierra en mi cuarto y ahí me ayudaba la partera, el más difícil fue mi sexta hija, porque me dio anemia y cuando nació me dio una hemorragia y me desmaye, para revivirme la partera nada más me dio unos tes y ya con eso reaccione, ¡ah! Y también me acuerdo de que una vez me agarro una infección muy fuerte y ahí si estuve que ir al hospital que está a seis horas de mi pueblo, y en ese mismo hospital tuve a mi último hijo, cómo me acuerdo que cuando iba a nacer yo ya llevaba dolores en el camión y como iba lleno no podía gritar y mi esposo se tuvo que sentar en mis piernas y así nos fuimos durante esas seis horas que le digo de camino, pues eso es lo que le puedo comentar hasta ahorita.

Gracias doña Margarita.

Estimado lector esta es una vivencia como tantas que suceden en este país y sorprende el valor y sufrimiento que mujeres rurales de esta manera participan con sus conocimientos como única opción de salud en su pueblo.

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