Por Ernesto Palma Frías
“Escuchar a alguien es ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura, desinteresada, gratuita, generosa. La escucha es la auténtica belleza aquí abajo”.
Simone Weil.
Una de las necesidades más apremiantes en la comunicación humana es saber escuchar. Entre los problemas más comunes surgidos de la relación entre las personas, en el ámbito familiar, laboral, educativo y de pareja, se encuentra en la falta de habilidades para escuchar con atención. Adicionalmente, la irrupción de las nuevas tecnologías y los dispositivos móviles en todos los ámbitos de convivencia, ha contribuido a un deterioro gradual de la comunicación entre las personas, que afecta la calidad de las relaciones interpersonales.
Saber escuchar es una habilidad importante en la comunicación efectiva que fomenta la comprensión y el respeto mutuo. Tenemos que tomar conciencia sobre esta necesidad humana y recuperar nuestras habilidades para escuchar con atención plena.
Escuchar con calidad, implica prestar atención a la persona que habla sin distracciones ni interrupciones, mostrar interés y curiosidad por lo que el otro tiene que decir, demostrando empatía y comprensión.
Es muy importante que al escuchar a otra persona, evitemos juzgar o criticar sus palabras o ideas expresadas. La verdadera escucha busca comprender y no evaluar. Es recomendable hacer preguntas abiertas y claras que permitan obtener más información y profundizar en la conversación.
Otro recurso para mejorar nuestra habilidad de escucha, es mantener un contacto visual, inclinarse hacia la persona que habla, asentir con la cabeza y utilizar otros gestos que muestren atención e interés. Evitar interrumpir o poner el foco en uno mismo, mientras la otra persona está hablando. Esperar a que termine y luego responder de manera adecuada. Estar abierto a diferentes puntos de vista y opiniones, sin prejuicios.
Saber escuchar es un verdadero arte, que te permitirá mejorar tus relaciones interpersonales al poner en práctica habilidades superiores como validar los sentimientos y preocupaciones de la otra persona; tener paciencia y permitir que se exprese completamente sin interrupciones o apuros, para confirmar la comprensión y demostrar que estás atento.