La historia de Flash y Pinto, que prefieren vivir en la calle

Por Catalina Martínez Duarte

Los humanos le valen, no mueve la colita, ni da demostración alguna cuando se le brinda comida y agua, aunque se le nota su gran corazón al ser tan amiguero, le pusieron Flash por la rapidez con que escapa cuando se siente en peligro de ser atrapado y junto con Pinto, ha logrado unir a la comunidad del centro de Tulancingo, vigilando, preocupándose y ocupándose, demostrando que, aunque anden en las calles, pueden ser apoyados, queridos y respetados.

“Era callejero por derecho propio, su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás, Aunque fue de todos nunca tuvo dueño, que condicionara su razón de ser, libre como el viento era nuestro perro, nuestro y de la calle que lo vio nacer”, dice la canción autoría e interpretación del argentino Alberto Cortez, y precisamente así habla Anita Gutiérrez “lo amamos por ser tan libre”.

Flash apareció por las calles del primer cuadro de Tulancingo en 2019, con su pelaje entre canela y café con leche, raza indefinida, llamó la atención por llevar a un lado, a su amigo negro con blanco, inseparables, defendiéndose uno al otro, lo mismo ocupando las jardineras de La Floresta, los quicios de las puertas o donde diera algo de sombra o cobijo para el frío se les podía ver.

Varias personas los quisieron atrapar para darlos en adopción, fueron misiones imposibles, se dieron por vencidos, entonces hicieron una red de apoyo, quedando al frente Anita junto con su esposo José Luis Ávila, sus hijos Ana Itzel, Johan y Jar son las almas también como contactos y seguimiento de quien decidió ser “un callejero con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer, sin tener horario para hacer la fiesta ni rendirle cuentas al amanecer”.

Su andanza la siguieron también en una página de Facebook de perros extraviados, el dúo amplió su hogar, andaban por la avenida 21 de marzo, las calles cercanas a la Preparatoria Dos por el canal, Echávarri, Allende, Churubusco, avenida Juárez y hasta el Nuevo Tulancingo, allá por la Central Camionera.

En su andar sus ángeles vigilantes se dieron cuenta que la pata trasera derecha mostraba un bulto, entonces Anita ideó la forma para atraparlo y atenderlo médicamente, se hizo valer de la dirección de sanidad municipal, solicitó apoyo de la autoridad para ingresar al jardín de la escuela primaria Miguel Hidalgo, donde inteligentemente Flash y Pinto se refugiaron de la persecución, tras una reja de difícil acceso humano.

Fue toda una odisea, en abril de 2021, los tuvieron que sedar, cargarlos, trasladarlos en su auto y llevarlos con la médico veterinaria María Guadalupe Reyes quien luchó otro tanto para proceder a la operación del tumor de Flash que finalmente perdió uno de sus deditos más no su andar y a los dos los esterilizaron, desparasitaron, bañaron, cortaron las uñas, les pusieron vacunas, aprovecharon para identificarlos con un collar y una placa con los nombres que popularmente ya los conocían, avisando a todos los que podían ya que decidieron regresarlos a la calle, porque se ponían fúricos como endemoniados al estar en una casa, en la veterinaria, en un refugio: “fue una red de apoyo con ex alumnos”.

En lo económico la factura llegó a más de cinco mil pesos, a la familia Ávila Gutiérrez no le importó pagar, tienen su cartilla Flash y Pinto además de portar su placa de identificación que también les sirve para no ser atrapados por la perrera y ser sacrificados, porque mucha gente critica, pero no hace nada, sólo lastiman a los animales sin dueño, patean, avientan agua.

“Hace poco que Flash y Pinto se separaron, han tomado rumbos diferentes, porque uno está más viejito que el otro y ya no se aguantan el paso, Flash es líder y luego se le ve hasta con cuatro peludos más, lo que nos debe hacer conciencia de que la amistad se da en los perros, que se protegen, lo otro, es que si ven a otros canes como una perrita que ya reportaron que tiene una enfermedad de trasmisión sexual que es muy contagiosa la ayuden para aliviarle su mal y evitar que se propague”.

A los perros en situación de calle si no les haces nada ellos no agreden: “decía mi esposo que hay unos como Flash que no te van a mover la cola, ni te van a buscar o dar afecto, quieren que le des comida, quieren estar libres”; Anita y su familia tienen rescatados 12 perritos, entre todos se apoyan para cuidarlos y procurarlos, a los de la calle a diario les ponen croquetas y agua afuera de la puerta de su casa.

Afortunadamente cada vez más gente se preocupa, se forman agrupaciones, se unen veterinarios para hacer esterilizaciones a bajo costo, también en las calles se ven más comederos, para quienes son los mejores amigos del hombre, ángeles con misiones como la del mexicano Proteo que murió cumpliendo con el rescate de las víctimas del terremoto que sacudió a Turquía.

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