Por Arturo González Alanís
Mal comenzó el año la presidenta municipal de Ixmiquilpan, Araceli Beltrán Contreras, pues por causa de su incumplimiento de acuerdos, fue bloqueado el acceso principal del basurero de la localidad, ubicado en la comunidad de El Mandhó, en un problema que comenzó el viernes 29 diciembre, seguido de una violación a las normas ambientales, y que así permanecía hasta la noche del reciente jueves 4 de enero.
Dicha medida de presión fue aplicada por algunos vecinos de la misma comunidad, para exigir que la alcaldesa cumpla con la ejecución de algunas obras, como la construcción de un parque comunitario y la rehabilitación del atrio de su iglesia, que previamente habían sido pactadas, a cambio de que ahí continuara funcionando el tiradero de desechos sólidos.
Indicaron algunos inconformes que en el transcurso del 2023 la presidencia municipal debió haber entregado aquellas obras, tan como quedó asentado en minuta de acuerdos, lo cual no ocurrió, unos dijeron que por falta de recursos, otros que por mera omisión de Araceli Beltrán, pero el caso es que nadie les dio explicaciones y por esto resolvieron obstaculizar el paso de los camiones recolectores hacia el predio que ocupa el basurero municipal.
Ante esa situación, autoridades del gobierno municipal emitieron un comunicado, para informar a los habitantes ixmiquilpenses que “la recolección de basura se encuentra con retrasos debido a que particulares no permiten el tránsito de la vía pública que conduce hacia el depósito de residuos que se ubica en el Mandho (sic)” pero no dieron a conocer las causas de esa medida de presión o protesta social.
Curiosamente, en el mismo aviso público, el ayuntamiento deslindó de esa controversia a las autoridades de la delegación y mayoría de pobladores de El Mandhó, señalando que estos reprobaban aquel tipo de actos; a la par, aseguraron que ya se encontraban buscando soluciones, para resolver “en breve” la recolección y depósito de la basura pero “sin ceder a presiones de unos cuantos”.
No obstante que Araceli Beltrán ha pregonado que su gobierno es de puertas abiertas y privilegia el diálogo para dirimir controversias o resolver conflictos sociales, en esta ocasión se negó a establecer una mesa de negociaciones y ni siquiera hizo el intento de acercarse al grupo vecinal inconforme, huyendo de sus responsabilidades sin importarle no cumplir con acuerdos previos.
Y para solucionar el problema del desecho de las casi 75 toneladas diarias de basura, producidas por viviendas, comercios y espacios públicos de la cabecera municipal, Araceli Beltrán ordenó que los camiones recolectores vertieran los desechos dentro de un espacio del Rancho La Purísima, del que es asociada y está ubicado en la comunidad de San Nicolás, lo cual se hizo constar mediante fotografías filtradas por diversos medios.
En esa acción, surgieron inconformidades de algunos avecindados de San Nicolás, porque en los alrededores de inmediato comenzó a dispersarse el hedor; mientras eso, permanecían en silencio encubridor los asociados de La Purísima, pues tuvieron cuidado de no hacer pública su autorización para que en uno de los rincones del rancho fuera improvisado el tiradero de basura, con lo cual la alcaldesa y quienes así lo permitieron muy probablemente incurrieron en una violación a las normas ambientales.
En tanto, el grupo de manifestantes advirtió que no levantaría el bloqueo y que seguiría obstaculizando las operaciones del basurero municipal, mientras la presidenta municipal no se presentara ante ellos, para entablar diálogos y comprometerse a iniciar de inmediato la ejecución de las obras pactadas. Hasta la tarde del jueves 4 continuaba la medida de presión, ante la cerrazón de Araceli Beltrán.
Dicho sea de paso, en la sesión extraordinaria de la Asamblea Municipal, celebrada en los últimos minutos del 31 de diciembre del año que recién concluyó, ninguno de los regidores ni los síndicos se atrevió a pedir a la alcaldesa explicaciones y solución ante el conflicto relacionado con el incumplimiento de acuerdos y que derivó en el bloqueo del basurero, no obstante que podría detonar en crisis social.