Balcón Político
Por Carlos Camacho
No es secreta la pretensión futura del senador Cuauhtémoc Ochoa Fernández, de ser gobernador de Hidalgo, en el 2030 y en esa ruta construye alianzas, suma voluntades, pero al mismo tiempo se compra adversarios anticipados, aunque sean del mismo partido que hoy lo cobija y que forman parte del grupo político que encabeza el gobernador Julio Menchaca Salazar, como ocurre con el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna.
La estrategia no sería mala, pero resulta complicada cuando para llegar a las elecciones del 2030, todavía los hidalguenses, tenemos que pasar por la revocación de mandato el próximo año, la renovación de las siete diputaciones federales, del Congreso local y de los 84 ayuntamientos en el 2027; la elección de gobernadora de dos daños, en el 2028 y luego, entonces sí, ir a la elección del 2030, que será concurrente, igual a la de este año que agoniza.
Toda la semana pasada, fue ampliamente difundida y respondida una entrevista que concedió en presidente de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, en la que lanzó críticas al secretario de Gobierno, Guillermo Olivera Reyna, a quien acusó de reprimir a aquellos presidentes municipales que se han acercado al senador hidalguense en busca de apoyos financieros para sus municipios.
DE hecho lo amagó con investigar el manejo de los recursos públicos de que dispone para sus tareas como encargado de la política interna del estado y posteriormente, a través de diversos medios, lo invitó a un debate para aclarar sus diferendos.
El gobernador Julio Menchaca, ha tenido que salir al paso, a pedir que ambos políticos se dejen de grillas y se pongan a trabajar. Olivera Reyna, consideró como “desafortunadas” las declaraciones del líder moral del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), hechas al portal de noticias IM Conectados.
Curiosamente, Ochoa Fernández, que, sin ser la excepción, ha transitado de gobiernos priistas a morenistas, se ha quejado de los secretarios de gobierno por los ataques en su contra. Así lo hizo cuando hizo campaña como candidato a diputado federal por el distrito de Tula de Allende, donde hubo manifestaciones de rechazo, cuya autoría se la endilgó al entonces secretario de gobierno Simón Vargas Aguilar.
Hoy, se queja de Olivares Reyna, a quien atribuye bloqueos y amenazas a los alcaldes que simpatizan con su causa y buscan recursos extraordinarios para sus gobernados.
Abrir un frente de batalla tempranero como estrategia política futurista, no parece ser la mejor apuesta para el charro de Nopala, menos aún si implícitamente reta al poder político que representa el gobernador hidalguense.
Parece que el timing político se desajustó y con sus acciones, Ochoa Fernández, se convirtió en el primer destinatario de aquel mensaje del 5 de septiembre, enviado públicamente por Menchaca Salazar en su segundo informe de actividades, cuando se refirió a aquellos que gusta de arrancarle anticipadamente holas al calendario.