Reconocen la Labor de la Escritora Gloria Rivero

Por Catalina Martínez Duarte

Pasando por el amor ideal e irreal, el cosmos, la paz, las hierbas, el machismo, la violencia, el dolor, el enigma, la brisa y el mar, una obra multidimensional, “Ovarios de Colibrí, Letras de libertad”, es un compendio de 144 páginas de la escritora Gloría Rivero Romero, quien el pasado fin de semana presentó ese libro en su tierra natal Zimapán en un homenaje y reconocimiento a su basta trayectoria, quien pasó como docente por Tulancingo y Cuautepec.

Ese fue parte de la crítica del texto que abarcó más de dos páginas que le hizo la hacedora literaria Julia Pineda Peña, en una tarde de varias expresiones culturales, llena de magia y espiritualidad, en la que la principal protagonista fue quien se le conoce en su quehacer artístico como la Colibrí Serrana.

De menuda figura y voz aterciopelada, arropada por su familia y amigos, licenciada en educación media quien en el 2023 la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y la Asociación Mundial de Escritores y Artistas del Orbe a través de las organizaciones afiliadas de Leaders Autonomy International le dieron el título de Doctor Honoris Causa en Literatura, Educación y Humanidades, siendo la primera mujer zimapense en obtener esta condecoración.

A la par de la docencia que ejerció por 40 años, sacó su vena artista desde pequeña, poeta, cuenta cuentos, convirtiéndola en un ser polifacético, cuidando a sus tres hijos, llevando un hogar y hasta un negocio, así lo demostró espléndidamente en merecido homenaje en el que el presidente municipal de Zimapán Alan Jesús Rivera habló de las múltiples sorpresas que Gloria ha hecho para orgullo de su familia y de su lugar natal.

La Colibrí Serrana, lo mismo presentó a sus invitados, la narradora dio lectura a sus poemas teniendo como fondo y acompañamiento al virtuoso de la guitarra Mayo Rivera y actúo uno de sus textos que se ha presentado en España y en el continente americano sur que habla del atole en zima-pan.

Su incansable labor ir a comunidades alejadas a varias escuelas, le dio el premio Ausencio Reséndiz 2024, también la tiene en Estrategia Nacional de Lectura, nombrada mediadora de lectura matriculada por el Fondo de Cultura Económica y la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal.

Otro poema más de su autoría que cimbró, fue cuando de un lado a otro lo narró entre expresiones de angustia, llanto, reclamó hablando de la violación de una chica, señalada por la gente, del tema de aborto y la injusticia para las mujeres y la absolución para los hombres que cometen esas barbaries; la violencia que Gloria vivió con ese grito de libertad y trasparencia.

Por eso hay que tener ovarios para denunciar hechos convertidos en literatura que resonarán por los años en busca de justicia, de ahí la valentía de la mujer que ha pasado por muchas dificultados por sus escritos, pero también de satisfacciones, como el merecido homenaje de la autoridad municipal, además del más preciado, el del corazón de su hija que le heredo el arte de escribir, al oírlo el llanto fue inevitable.

DÍA DE LAVADO

…Y entonces entre pantalones, calcetines percutidos, sábanas y cobertores, me acordé de mi madre y su único día de descanso. Y es que había que lavarle a papá, a tres pequeños y sus vestidos coloridos que usaría en la semana para dar sus clases y contar cuentos a sus alumnos tan divinamente, como nadie más lo puede hacer.

Pensaba lo mucho que mamá habría deseado usar el día de lavado para pintarse las uñas, ponerse aquella mascarilla de aguacate o simplemente acostarse un rato a mirar una de esas películas románticas que tanto le gustan.

A veces me sentaba en el patio a verla lavar y hablábamos horas contándole todos mis planes, ella sonreía, me mandaba un beso, se secaba el sudor y continuaba dando batalla a mis calcetas blancas, yo disfrutaba su sonrisa y en ocasiones si ella lo permitía le pasaba las pincitas de ropa para terminar pronto, pues mamá nunca quiso robarnos nuestro día de descanso.

Cuando por fin lograba llenar todo el patio con sus cantos y su lavado, sonreía aún más y planeaba su semana.

 Cuánto amor en esa mujer que aún con la «espalda rota» se esmeraba por hacer una cena especial. Pues de alguna manera aminoraba lo mal que le hacía pensar en no pasar el tiempo suficiente como la ama de casa promedio de la calle Galeana.

 Y ese domingo mientras ponía soya en los vegetales de la cena, con el tendedero lleno de recuerdos y pantalones de mis gemelos, bendije a mi madre, gracias mamita linda por amarnos tanto. Karla Denisse.

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