Por Gustavo Flores
Iniciaré esta historia con la definición de porro: Es una persona perteneciente a una organización o grupo que persigue asuntos personales, ya sean económicos o políticos, utilizando violencia física y moral, perteneciendo a alguna institución educativa y por lo regular actúa como grupo de choque.
Samuel Callejas Flores alias “El Porro”, nació en la colonia Doctores, Pachuca, Hidalgo, y al año de nacido junto con su familia se trasladó a la Ciudad de México, en la colonia Vivero Xalostoc, donde estudió la primaria en una escuela de monjas y por cuestiones de trabajo de su papá, se trasladaron a Fortín de las Flores, Veracruz y pocos años después, en los 70 regresan a la Ciudad de México donde terminó la secundaria para posteriormente entrar a laborar en el Parque Industrial Vallejo.
En el año de 1975 ya establecidos nuevamente en Pachuca, El Porro se inscribe en el Instituto Tecnológico Regional de Pachuca No. 20, donde todavía se estudiaba el bachillerato (ahora solo se estudian carreras de ingeniería, arquitectura y licenciatura) es ahí donde comienzan las vivencias de Samuel, a quien un estudiante lo motejó como El Porro, por su apariencia física, de cabello largo y porque venía del D.F., adonde iba cotidianamente a tocadas de rock, que tanto le gustan.
El Porro se hizo amigo de músicos como Javier Bátiz a quien le trabajó como técnico en sonido y a Gilberto López “El Piojo”, un guitarrista excepcional de Pachuca, a Rubén, “El Fafutis”, baterista del grupo Rock Concierto, a Mario Zacatenco y su grupo “Cogñac”, con este último grupo en una tocada que tuvieron en el Mercado del Pescado, en el Barrio de La Lagunilla en el D.F, le fallaron los trompetistas del grupo porque una noche antes se habían ido de “jarra” y como remedio El Porro fue a contratar dos trompetistas a la plaza de Garibaldi, resolviendo el compromiso adquirido. En el D.F a El Porro lo nombraban “secre” y aquí en Pachuca “Canchanchan”, sobrenombre que no le gustaba para nada.
En el ir y venir, entre tocadas musicales y tardeadas, El Porro y su banda (integrada por sus amigos “La Perita”, “El Poli”, Marcial, Felipe, “El Enano”, “El Bombón” y Antolín ) se enfrentaban a golpes con estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH), con las bandas de “ Los Calcetines” del Barrio del Arbolito, “Los Tiburones” de la Colonia Santa Julia, la banda de “El Cerillo” de la colonia Nueva Francisco I Madero.
El Porro cuenta que una ocasión pasando por el parque Hidalgo, la banda de “Los Calcetines” estaba asaltando a una pareja de novios y que al defenderlos se armó una pelea campal, alguien llamó a la policía (llamados granaderos en esa época) mismos que cercaron por varias entradas al parque para poder detenerlos, y empezó la persecución por calles aledañas, corriendo rumbo al barrio de La Surtidora y El Porro que él y su banda eran muy astutos porque su amiga “Perita” lo abrazó como si fueran novios y así despistaron a la policía.
Una vez, sobre el Río de las Avenidas, donde antes existieron unas canchas, se estaban peleando su amigo Toño, alias “El Wells” y el hermano de El Porro, “El Jano”, contra integrantes de otra banda y en cuestión de minutos, solo “El Poli “y El Porro, que hacían mancuerna, lograron vencerlos haciéndoles el “paro”, como coloquialmente se dice.
El salón de bailes llamado Margarita Maza de Juárez (ahora espacio ocupado por la Secretaría de Cultura del Estado) era muy concurrido por los bailes de tardeadas, donde también se presentaron grandes grupos y orquestas de renombre internacional como La Sonora Santanera, Juan Torres, Los Babys, Los Joao, Los Solitarios, Rigo Tovar, Las Estrellas de Plata, Los Latino, entre otros.
Retomando las anécdotas de El Porro, en el salón Margarita Maza durante una tocada de rock la banda de “El Cerillo” dividió a la de El Porro para así poder vencerlos y entre ambas bandas, como caballeros una vez terminando la pelea se daban un abrazo reconociendo el gane y la derrota de uno y otro bando; entonces las peleas eran sin armas, aunque su amigo “El Poli” era diestro en el manejo de los chacos.
La banda de El Porro se reunía cotidianamente en el parque Hidalgo para ejercitarse en los aparatos de gimnasia que existían en esa época, así como para practicar futbol americano, artes marciales, y escuchar música de rock, jugaron contra equipos de americano como fueron “Los Crótalos” de la preparatoria No. 1 y Los Borregos del CECyTEH, el equipo de El Porro se llama “Los Warriors” (guerreros).
También gustaban de ir muy seguido al bosque, en específico a la presa de Jaramillo, donde El Porro comentó que una ocasión se fueron a acampar por una semana y solo caminaban al pueblo de San Miguel Cerezo para comprar alimentos y gelatinas que preparaban y enfriaban en el riachuelo que desembocaba a la presa, no contaban con tiendas de campaña, solo dormían abrigados con cobijas alrededor de la fogata.
Durante esa semana que estuvieron en el bosque pudo ver las manos pequeñitas de un duende que se asomaban en unos matorrales, pero no se dejaba ver por completo.
También cuenta que, con otros amigos del Real del Monte, una noche caminaron hasta la peña de El Zumate, rumbo al municipio de Huasca de Ocampo, antes de llegar a dicha peña, escucharon el bufar de un toro, rasgando la tierra con una pata y el perro que los acompañaba comenzó a dar maromas de forma inusual, como poseído, por el miedo que les empezó a invadir prefirieron regresar al Real del Monte.
Ahora Samuel Callejas Flores, “El Porro” dedica su tiempo a su familia, esposa, hija y nieto, en paz consigo mismo, sin dejar de escuchar rock.