Por Miriam Camacho
Las llamadas elecciones históricas del 2 de junio quedaron registradas como las de mayor participación en la vida democrática de este país, en las que por primera vez se eligió a una mujer para gobernar a los mexicanos; pero también quedó manchada por la irrupción del crimen organizado en diversos estados donde se reportaron asesinatos, secuestros, amenazas, intimidación, entre otros, hacia personajes políticos.
Data Cívica, México Evalúa y Animal Político llevan años registrando la violencia en el país entorno a las elecciones y sin duda el proceso electoral del 2023-2024 ha sido el más violento de la historia; en el documento “Votar entre balas, entendiendo la violencia político-electoral en México” contabilizaron de enero del 2018 al 2 de junio del 2024, más de 1,980 hechos violentos en contra de personas que se desempeñan en política por parte de grupos de la delincuencia organizada antes, durante y después de procesos electorales.
Finalmente la jornada electoral quedó manchada horas antes del proceso y terminó con el asesinato del candidato a regidor de Cuitzeo, Michoacán, Israel Delgado de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, quien fue asesinado a balazos afuera de su domicilio. Con este homicidio suman 34 casos en 2024, 120% más que en el proceso electoral de 2021, de acuerdo con datos de la organización civil Data Cívica.
Sandra Ley, coordinadora de México Evalúa alertó que este fenómeno ha ido en aumento y cada vez permea más en las esferas de la sociedad pues ya no sólo van contra el candidato sino que en este último proceso igual se involucra a la familia y se ejerce lo que ellos llaman violencia político-criminal.
Desde los primeros estudios en 2006 se percataron de la presencia del crimen organizado en temas políticos, sin embargo, en estas últimas elecciones ha sido más evidente y se determinó que el eslabón más débil es el municipio pues es desde ahí donde los grupos delincuenciales quieren fortalecer y establecer sus redes de protección para operar con impunidad, antes se veía repunte de casos en procesos electorales pero ahora ya es constante.
Eso no es lo peor, sino que advierte que es difícil de erradicar pues pocos son los que denuncian, otros se coluden y los que resisten regularmente son atacados sin que el estado les brinde protección. En este sentido, el gobierno sabe dónde hay focos rojos y nadie ha hecho nada… Guerrero, Michoacán, Guanajuato, son los estados donde más hechos de violencia se han contabilizado y los que no se alinearon fueron desechados pero lo que preocupa entonces es ¿Quiénes sí están llegando y que compromisos tuvieron que hacer?, destacó la coordinadora.
Los números brindan un panorama alarmante de aumento de casos, sin embargo, aún hay hermetismo por parte de partidos políticos y los propios candidatos por temor o minimización pero reiteró que es importante visibilizarlos para que en los comicios venideros se pueda tener más información y se pueda actuar con antelación ante el crimen organizado, que desafortunadamente ya tiene un pie en los gobiernos municipales y busca expandir su control.
Los datos.
-2023 fue el año en el que registramos más víctimas de violencia político-criminal, con 570 personas e instalaciones atacadas, seguido por 2022 con 486 y en tercero lo que va de 2024 con 465.
-La mayoría de las víctimas ocupaban o competían por puestos a nivel municipal. 77.6% de las personas e instalaciones atacadas fueron de este nivel.
Los estados que concentraron el mayor número de ataques político-electorales en 2024 fueron Guerrero, con 7 candidatos asesinados y 64 personas relacionadas con elecciones que fueron atacadas; Chiapas, con 5 candidatos asesinados y 41 atacados; y Puebla, con 31 atacados.
Por partidos, Morena es el partido con más víctimas de ataques en el proceso 2024, con 34; le sigue la coalición PAN-PRI-PRD, con 16; y Movimiento Ciudadano y el Partido Verde, con 8 cada uno.
Finalmente, el Instituto Nacional Electoral (INE) dio de baja 222 casillas por problemas de inseguridad y por conflictos sociales y comunitarios, se suman 24 no instaladas en Oaxaca por el clima de violencia.
