Por Carlos Camacho
María Teresa Paulín Ríos y Octavio Castillo Acosta, podrían pasar a la historia, sin querer, como los detonadores del cambio al interior de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y el gobernador Julio Menchaca Salazar, egresado de la máxima casa de estudios, como el conductor de esa transformación, que acabaría con 40 años de un modelo impuesto con la política del “patín y madrazo”, impuesto por la cabeza del Grupo Universidad, Gerardo Sosa Castelán.
A medida que escala la movilización organizada por los estudiantes de las distintas escuelas dependientes de la UAEH, también suben de tono las demandas que comenzaron con la demanda de destitución de la directora del Instituto de Artes, María Teresa Paulín Ríos, y ahora incluye la salida del rector Octavio Castillo Acosta.
A él, se le atribuye la cerrazón de las autoridades universitarias a dialogar para encontrar una salida al conflicto que crece cada vez más. Los alumnos en paro han agregado el desconocimiento del presidente del Consejo Estudiantil Universitario José Esteban Rodríguez Dávila, quien ostenta ese cargo desde el 2018 y debió terminar el 2021, pero prolongó su gestión con el pretexto de la pandemia provocada por el Covid-19.
Rodríguez Dávila y sus incondicionales, además de trabajadores universitarios arremetieron contra los estudiantes y padres de familia que invadieron el edifico central de la rectoría, situación que negó el rector Octavio Castillo, a pesar de que las evidencias dicen lo contrario.
Castillo Acosta no ha estado a la altura de las circunstancias y su condición de autoridad la ha echado por la borda con su determinación de sostener a como dé lugar, a Paulín Ríos como directora del Instituto de Artes y sin mostrar pruebas acusó a representantes del Partido Acción Nacional (PAN), de estar detrás de la movilización estudiantil, como si los jóvenes alumnos no tuvieran capacidad de organizarse por sí mismos para exigir lo que ha tardado en llegar a la UAEH: democracia y fin de un cacicazgo que comenzó precisamente con un grupo de jóvenes encabezados por Gerardo Sosa Castelán, a quien se le debe el mérito, precisamente, de haber luchado y logrado la autonomía universitaria, amenazada por el gobierno.
Los manifestantes han pedido formalmente y recibieron respuesta positiva, para que el gobernador Julio Menchaca, sea mediador en una mesa de diálogo abierta y pública, en la que se busquen salida a este conflicto que, por lo pronto, ha tenido respuesta no sólo de la comunidad estudiantil universitaria, sino de otras instituciones, como el CENHIES y el Mexe.
