Llevar más agua de Hidalgo a la CDMX, a debate

Por Carlos Camacho

Quizá para algunos fue exagerada la expresión, pero la situación amerita un llamado de alerta para el mundo, pues la crisis del agua es una realidad y la padecemos todos a diario.

Resulta que el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, planteó: “Si hay agua, hay vida y si no hay agua, hay muerte”. Lo dijo en el marco del primer encuentro hídrico, convocado por el gobierno estatal y en el que participaron funcionarios del gobierno vinculados con el tema, especialistas y hasta promotores de servicios que ofrecen reducir el uso del agua en diversas actividades.

El planteamiento hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador, de que para resolver la escasez de agua en la Ciudad de México y la zona metropolitana, se podría llevar el líquido desde Hidalgo, lo que ha generado reacciones en contra y las de nuestras autoridades han sido mesuradas.

En el imaginario colectivo la idea de pretender quitarnos agua para resolver los problemas de otras entidades, no es correcta y el clamor es que “el agua de Hidalgo es para los hidalguenses”.

De acuerdo con la ley no es así y es facultad de las autoridades federales tomar el agua del subsuelo de un territorio para resolver los problemas de otro.

De hecho ese fenómeno ya lo padecen los vecinos del municipio de Zimapán, pues parte de su agua va al vecino estado de Querétaro y hay en puerta un proyecto más para tomar todavía más agua de esa zona con el propósito de satisfacer las necesidades de los queretanos a costa de los zimapenses, quienes, por si fuera poco, desde hace años notaron que sus pozos de agua están contaminados con arsénico.

El desabasto en las zonas urbanas es otro problema derivado de la falta del vital líquido y eso lo padecen particularmente los pachuqueños, quienes ahora se enteran de que se quieren llevar el agua de Hidalgo para la CDMX y la zona metropolitana.

Desde los años 70 se han llevado el agua del Valle de Tizayuca para la Ciudad de México con la promesa de irrigar con aguas residuales los campos áridos del Valle del Mezquital, para activar la precaria economía de los habitantes de esa región.

Pero también, para evitar inundaciones en la CDMX prefieren desfogar sus aguas hacia el sur de Hidalgo, como ocurrió en Tula y otros nueve municipios, cuyos cauces en los ríos se vieron rebasados y provocaron serios daños, particularmente en la zona centro de Tula.

El problema del agua tiene muchas aristas, pero al final de cuentas debemos actuar todos para evitar el desperdicio y hacer un uso razonable de este recurso  que genera ya preocupación en la ciudadanía.

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