Por Carlos Camacho
Es cierto que las encuestas son un instrumento de propaganda que sirve para generar en el imaginario colectivo, la percepción de que quien las contrata, se ubica por arriba de lo que en realidad está.
La encuesta de Buendía-Márquez, publicada la semana pasada en el diario El Universal, generó el impacto que buscaba la puntera en los sondeos de opinión, de cara a las elecciones concurrentes del próximo año, Claudia Sheinbaum, pero llamó más la atención la validez que le dieron diversos espacios de opinión, incluso contrarios a la Cuarta Transformación que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador y busca continuar la ex jefa del Gobierno de la Ciudad de México (CDMX).
Vale la pena recordar el papel que jugaron las encuestadoras en las elecciones del 2021, cuando varias de ellas no acertaron en sus pronósticos y desde entonces se puso en duda su certeza y seriedad para anticipar triunfos que daban por cantados.
En la encuesta reciente de El Universal, coincidente con la de El Economista, se daba una ventaja de 20 puntos a Claudia Sheinbaum sobre la abanderada del Frente Amplio por México (FAM), Xochitl Gálvez Ruiz.
Dos años atrás, la misma encuestadora falló por 15 puntos de diferencia en su pronóstico de los resultados de la elección del Congreso federal y en la del Congreso de la Ciudad de México, falló por 20 puntos.
Hoy, de aplicarse ese margen de error, la ventaja de Sheinbaum sobre Gálvez sería de unos 15 puntos, aunque en diversos espacios de opinión dieron por válidos los 20 puntos de diferencia y anticipan el desinfle de la hidalguense y el abandono de los partidos que la impulsan, quizá más preocupados por el reparto de las plurinominales en el Congreso de la Unión y otros triunfos en las elecciones locales (estarán en juego nueve gubernaturas, 17 congresos locales y más de 20 mil cargos diversos), como en Hidalgo, donde elegiremos diputados y alcaldes.
La firma GEA-ISA da 18 puntos de ventaja a Sheinbaum Pardo mientras que México Elige, coloca arriba a la aspirante de Morena y sus aliados con 10 puntos de diferencia, aunque Morena ha cuestionado dicha encuesta por realizarse de manera electrónica y no domiciliaria.
El asunto es que las encuestadoras han recuperado la credibilidad perdida hace dos años y hoy juegan un papel importante en la generación de un ánimo anticipado en el electorado, pero como coloquialmente se dice y aunque suene a frase trillada, es real: la encuesta verdadera será la del 2 de junio del 2024.
Por cierto, mañana estará en Acaxochitlán y en Pachuca, la candidata del Frente Amplio por México, a invitación del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Ya veremos la respuesta de sus simpatizantes.