Por Carlos Camacho
Omar Fayad y sus huestes nos han dado el más reciente ejemplo de que en política los principios no importan, tampoco la ideología o los estatutos de un partido político; se impone, más bien, el pragmatismo y ese afán de tener poder a costa de lo que sea, de no vivir fuera del presupuesto, lo cual es un error, según su propia lógica.
No son los únicos por supuesto, pero sí el ejemplo más cercano del recurrente cambio de partido político como de ropa interior, sin el mayor pudor y siempre con la mirada puesta en el proceso electoral en puerta, para buscar espacios de representación popular, que redunden en dietas y negocios, eso sí, siempre usando como pretexto el sacrificio por el pueblo, mismo que les sirve de estratagema para hacerse de dinero y poder.
Sobre el ex gobernador hidalguense, pesa por lo menos la sospecha de la corrupción, luego que varios de sus colaboradores han sido involucrados en el Maxi proceso, denominado la Estafa Siniestra, esa que sirvió para desviar recursos públicos para apuntalar una campaña política, que no prosperó y orilló a algunos de los alcaldes involucrados a regresar parte de lo hurtado y otros a acogerse al criterio de oportunidad, para aminorar la pena e involucrar a los autores intelectuales de esta trama, orquestada en el último año de gobierno Fayad Meneses.
El viernes pasado, anunció su alianza con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), ese que también de forma pragmática, se alía al partido que más le convenga, según los momentos y sus propios intereses. Así ha jugado con el PAN, con el PRI y ahora se ufana de ser un impulsor de los postulados de la Cuarta Transformación.
Junto con el ex gobernador, se han ido algunos de sus leales como Julio Valera, Alejandro Enciso y Erika Rodríguez. Otros prefirieron no seguir en su aventura política y decidieron saltar del barco como Juan de Dios Pontigo Loyola, Citlali Jaramillo y Rocío Sosa.
Otros congruentes con su interés y escasos de moral, también han considerado que es el momento de dar el salto y arrimarse vía el Verde Ecologista de México al partido en el poder (Morena), para ver qué pescan en el reparto de candidaturas de cara a los comicios del próximo año, son, la alcaldesa de Tasquillo, Estela Martínez San Juan (priista), la aliancista Dora Eloisa Castillo, secretaria de Pensiones de la sección XV del SNTE, y el ex presidente estatal del PAN, Cornelio García Villanueva, quien como dirigente, se confrontó con el ex diputado local, Asael Hernández Cerón, quien se asume como la figura preponderante del panismo hidalguense y tiene el aval de la aspirante presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz.
Con estos lances, no se puede menos que pensar en la pretensión de quienes forman el Grupo Plural Independiente (GPI), de mostrar su “nuevo rostro” con un discurso que suene a algo así como “no somos iguales a los priistas”. Aunque su origen haya sido ese precisamente y ahora le dan la espalda para anteponer sus intereses personales y de grupo para congraciarse con la 4T y ver qué pepenan en el reparto de candidaturas.