Por Carlos Camacho
En la huasteca hidalguense, los ríos ya no son cristalinos como antes, los que cruzan la cabecera municipal de Huejutla, se han convertido en drenajes a cielo abierto, en Xochiatipan, se prohibió la pesca en uno de sus ríos; en Zimapán, existe un añejo problema de contaminación de los mantos que surtían a la población, pues el agua contiene arsénico; en Molango y Tepehuacán de Guerrero, culpan a la minera Autlán de haber contaminado los ríos; en la región Tula Tepeji, la contaminación es un problema permanente.
Y así podría seguir la larga lista del daño que por años hemos hecho a nuestro medio ambiente, sin que las acciones emprendidas por las autoridades, hayan terminado con el problema, son solo paliativos que no van a fondo de los problemas y estos crecen en la misma medida en que la sociedad es menos consciente del problema que estamos padeciendo y que amenaza con agravarse cada día, si no actuamos todos, sociedad y autoridades.
El cambio climático, provocó, por ejemplo, que el año 2022, haya sido el más cálido del registro que e tiene y que el período de aumento de la temperatura en el mundo, comenzó en el 2015. Aquí en nuestro entorno más cercano, amén de la llegada de la primavera, se percibe la onda de En un reciente artículo publicado en el diario Excelsior, Francisco Guerrero Aguirre, Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, de la Organización de los Estados de América (OEA), advierte que para el 2050, el factor climático provocará la migración forzosa de 216 millones de personas en todo el mundo y afectará especialmente a países y población en situación de pobreza extrema.
América Latina y El Caribe, se han convertido en la segunda región a nivel mundial, más propensa a desastres naturales a causa de fenómenos meteorológicos extremos.
DE acuerdo con el Banco Mundial, el cambio climático reduce los ingresos del 40 % de la población más pobre de América Latina y El Caribe; además, amenaza con llevar a la pobreza extrema a una población que iría de los 2.4 a los 5.8 millones de personas hasta el 2030.
Estos datos, deberían ser suficientes para concientizar a la gente, respecto a las urgentes acciones que debemos emprender para contener el impacto negativo del cambio climático, que aceleramos diariamente con nuestra inacción.
El próximo año habrá elecciones en todo el país y hasta ahora, ni partidos, ni políticos, ni aspirantes a cargos de elección popular, tienen en sus respectivas agendas los temas concernientes al medio ambiente, y si acaso los tienen, son sólo en el discurso, sin acciones claras y concretas para frenar un problema que nos atañe a todos.
