Por Carlos Camacho
Apenas el primero de julio, los vecinos y comerciantes de la avenida Francisco I. Madero, en Pachuca, aceptaron gustosos la propuesta de confinar un espacio de la amplia calle, para destinarlo a una ciclovía y de ese modo impulsar el uso de transportes alternos no contaminantes, pero al mes siguiente, cambiaron de parecer y se quejaron porque ya no tendrían dónde estacionar sus vehículos motores.
Y, para mostrar su inconformidad salieron a la calle y con leyendas de rechazo en mantas, manifestaron su oposición a algo que les había propuesto la Secretaría de Movilidad y Transporte (SEMOT), a través de la Dirección de Movilidad Sustentable, que dirige Ricardo Bravo Pérez.
El 3 de junio, a propósito del Día Internacional de la Bicicleta, se planteó el proyecto avalado en su oportunidad por unas 300 personas que vieron con buenos ojos la creación de ciclovías en la ciudad de Pachuca.
Incluso hubo grupos ciudadanos que firmaron un pacto de corresponsabilidad para mejorar la movilidad no motorizada, sin embargo, la socialización de los proyectos, parece que no alcanzó y unos veinte comerciantes rechazaron el proyecto, con el argumento de que perderían clientela si quienes acuden a sus negocios no encuentran sitios de estacionamiento.
No obstante, el coordinador de este esfuerzo, Ricardo Bravo, volverá a reunirse con los inconformes para plantearles alternativas de solución que permitan concretan la creación de una ciclovía de 3.4 kilómetros entre las avenidas Madero, Universidad y Rojo Gómez.
Está claro que aún hay resistencias y ausencia de cultura de movilidad alterna a la tradicional, que es la de automotores, como ya se vio hace meses en Actopan, donde el gobierno local intentó crear una ciclovía, invirtió en el confinamiento de un carril en una de las calles principales, pero el rechazo de los vecinos echó abajo el proyecto.
Aquí en la capital del estado, durante la gestión de alcalde Eleazar García Sánchez, se creó una ciclo vía que va desde el bulevar Minero hasta el trébol de La Paz, tuvo aceptación y siguen siendo una alternativa para quienes usan como medio de transporte la bicicleta, o para quienes hacen deporte.
Sólo que el proyecto inicial de renta de bicicletas para fomentar esta alternativa de transporte, quebró y hoy los espacios donde se guardaban las bicicletas, están llenas de basura, abandonadas y dañadas por manos anónimas.
Ojalá los esfuerzos de quienes impulsan estas opciones de movilidad tengan el aval de la ciudadanía y se conviertan en una verdadera opción de transporte, lo que además de reducir el uso de vehículos automotores, beneficiaría al impacto ambiental negativo que generan las emisiones contaminantes de los vehículos motores.