Balcón Político
Por Carlos Camacho
Haber cambiado de camiseta, dejar la tricolor por la guinda de nada le sirvió al dirigente de los trabajadores sindicalizados del municipio de Pachuca, Percy Espinoza Bustamante, a quien desde la alcaldía quieren destronar luego de controlar al gremio por más de dos décadas.
El joven presidente municipal, el morenista Jorge Reyes Hernández, ha decidido que ya es tiempo de una renovación en la dirigencia del sindicato de trabajadores al servicio del municipio.
Y para ello ha contado con la ayuda de la Secretaría del Trabajo que le negó su toma de nota al dirigente eterno de los municipales, con lo que se abre el camino para promover la elección de la nueva dirigencia de ese gremio, del que ha vivido Percy Espinosa y su familia.
Eso sí, no se antoja fácil el cambio y evidentemente que ya ha encontrado resistencias en los leales al secretario general del sindicato, quienes ven en la decisión del presidente, una intromisión a la vida interna del sindicato, lo que generará problemas en la relación gobierno-sindicato.
Otro que ha retado a la autoridad municipal y pondrá en juego las habilidades políticas del joven alcalde, es Oscar “El Perro” Pelcastre Almanza, quien pretende seguir con el control de los ambulantes que, mediante arreglos en lo oscurito, control las calles de la ciudad, donde se instalan sus representados.
Ahora, ha extendido su control y ha uniformado a los limpia parabrisas y ha amenazado que, si Reyes Hernández no se sienta a platicar con él, traerá a su banda de La Merced y Tepito. Para sumarse a las protestas y movilizaciones.
Estos dos personajes serán las piedras en el zapato del munícipe, que pretende trascender en la historia como el precursor de la Cuarta Transformación en la capital hidalguense, con la pretensión de crecer políticamente y, por qué no, aspirar a cargos de mayor relevancia.
Viene diciembre, mes de mayores ventas en los comercios y los ambulantes intentarán hacerse de las principales plazas de la capital, para instalarse y vender productos de temporada, pese a la idea de las autoridades locales de regularlos y evitar que invadan espacios públicos. Algo que se antoja sumamente complicado.