El problema del agua, no lo resuelven las lluvias

Columna Balcón Político

Por Carlos Camacho

Que en los días pasados, los ríos se hayan desbordado, que las presas hayan rebasado sus niveles de embalse, que las calles de las ciudades se hayan inundado y los bosques hayan reverdecido, no significa que el problema de la crisis hídrica se haya resuelto, pues es un asunto de mayor alcance y que requiere de la participación de todos, si no queremos que la producción alimentaria del mundo se reduzca un 50 por ciento en los próximos 25 años.

Y esto no lo dice quien esto escribe, se sustenta en estudios especializados como el diagnóstico titulado “La Economía del Agua: Valorar el Ciclo Hidrológico como un Bien Común Global”, elaborado por la Comisión Global sobre la Economía del Agua (GECW, por sus siglas en inglés), que hace una advertencia puntual:

En los próximos 25 años podría desvanecerse la mitad de la producción mundial de alimentos.

Esto se evitaría si se conservan los recursos hídricos en el mundo y se frena la destrucción de los ecosistemas de los que dependen la generación de agua dulce, porque la falta de agua provoca sequias, inundaciones, olas de calor e incendios forestales cada vez más frecuentes y graves.

Cada día mueren mil niños en el mundo por falta de acceso al agua potable y más de dos mil millones de personas (uno de cada cuatro seres humanos) en el mundo carecen de este servicio. Además, 3 mil 600 millones (44 por ciento de la población mundial) no tienen servicios sanitarios seguros.

Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum, anunció su programa de Soberanía Alimentaria, que incluye promover la reducción del precio de la tortilla un 10 por ciento, garantizar el abasto de maíz y frijol; apoyar a dos millones de pequeños productores y el abasto de leche a familias vulnerables.

Antes, como parte de sus primeras cien acciones de gobierno, ha contemplado un plan hídrico para la zona metropolitana del país, que incluye a Hidalgo, de donde se pretende todavía llevar agua para resolver la escasez en la Ciudad de México.

Al final, todas estas acciones en favor de la gestión y uso responsable del agua, es una tarea de todos, no sólo del gobierno. Cada ciudadano debe hacer su aporte para frenar los vaticinios catastróficos de los especialistas.

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