Los municipios urbanos son los que concentran la mayoría de los casos de agresiones
Por Ignacio García
Durante los primeros cinco meses de este año los casos de violencia familiar en el estado aumentaron, pues se contabilizaron tres mil 139, superior a los tres mil 99 detectados en el mismo periodo de 2023, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
El reporte indica que mayo es el mes con la mayor cantidad de hechos delictivos que se suscitaron en la entidad, mientras que enero fue el periodo con la menor cantidad de sucesos detectados, con 522 sucesos.
Los municipios con la mayor cantidad de casos de violencia familiar fueron Pachuca, Mineral de la Reforma, Tula, Tulancingo, Tizayuca, así como Tepeji, donde se concentraron la mayoría de los hechos delictivos, siendo las mujeres quienes conformaron la mayoría de las víctimas con el 90 por ciento de los casos.
De acuerdo con el SESNSP, las mujeres de entre 18 y 35 años de edad, representaron a la mayoría de las víctimas, siendo sus parejas sentimentales sus principales agresores, con quienes convivieron de forma permanente en sus viviendas.
En 2023 se reportaron siete mil 535 casos de violencia familiar en el estado, por lo cual Hidalgo se situó en el décimo lugar a nivel nacional en cuanto a la mayor cantidad de este tipo de delitos, mismos que se mantuvieron al alza desde que comenzó la contingencia sanitaria ocasionada por la pandemia de Covid-19.
Al respecto, María Beatriz Soto Mena, psicóloga especialista con perspectiva de género, refirió que las mujeres son más vulnerables a padecer distintos casos de violencia familiar sin que las víctimas se percaten de las formas en las que se producen las agresiones, las cuales pueden ser desde la modalidad verbal hasta la física.
La especialista en salud mental mencionó que los casos de violencia familiar son uno de los procesos más preocupantes en los cuales pueden escalar la misma hasta desencadenar feminicidios, por lo cual manifestó que se requiere orientar y brindar tratamiento de contención a quienes padecen algún tipo de violencia.
Por ello, sostuvo que se debe identificar desde los hogares cualquier tipo de violencia, pues en ocasiones las víctimas normalizan los abusos que padecen de sus parejas sentimentales, pero esto puede crecer hasta provocar violencia familiar de forma significativa en el territorio estatal.
De la misma manera, manifestó que en ocasiones las mujeres prefieren no denunciar por temor a alguna represalia mayor por parte de los agresores, por lo cual los núcleos sociales inmediatos como familiares o amistades son esenciales para atende estos casos y que se presenten las denuncias correspondientes ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH).
Por su parte, Alejandra Olvera Cuevas, representante de la colectiva “En defensa de las mujeres agredidas”, aseveró que la violencia familiar es una de las modalidades más recurrentes entre los delitos del fuero común, pero la mayoría permanecen en la impunidad.
La activista criticó que las autoridades estatales sean incapaces de garantizar condiciones adecuadas de atención a las víctimas de algún tipo de violencia, por lo que consideró esencial que se construyan mecanismos más eficientes en la impartición de justicia.
Asimismo, consideró que las organizaciones feministas impulsan una serie de cambios significativos para garantizar la atención de los casos penales que no se han atendido por parte de las instancias competentes y con ello se mejore la atención de cualquier incidente.
También expresó que las acciones de contención de las víctimas que padecen la violencia familiar deben ser a través del acompañamiento permanente de quienes han sido víctimas, aunado a que criticó que se han eliminado los refugios para las mujeres que han sido violentadas por sus agresores.
Sobre esta situación, Araceli Bárcena Hernández, madre soltera de 23 años de edad, relató que sufrió violencia familiar por parte de su ex pareja sentimental, razón por la cual tuvo que interponer la denuncia penal, y aunque sólo lo llamaron a declarar, fue la oportunidad que tuvo para abandonar su vivienda y vivir con sus padres.
“Yo tenía mucho miedo de lo que estaba pasando y por eso preferí denunciar, porque no quería acabar muerta, gracias a Dios no fue así, pero me causó mucho trauma hacer esto, porque tenía mucho miedo de lo que pasara”, narró la joven, quien afirmó que la violencia se presentó desde algunos comentarios de burla hasta agresiones físicas que ya no toleró.
“Cuando me levantó la mano, supe que había tocado fondo y decidí ir con un experto, pero gracias a Dios mi familia me estuvo apoyando por mucho tiempo y eso me sirvió para que no estuviera con este temor, porque creo que sí corrí con suerte”, comentó la joven comerciante, quien admitió que muchas mujeres se encuentran en una situación similar y que no reciben el apoyo de algún familiar.
Como el caso de Araceli, en Hidalgo datos del Índice Nacional de Impunidad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que al menos una de cada cinco mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia por parte de sus parejas sentimentales, aunado a que esta tendencia se incrementó durante la pandemia por el confinamiento y la mayor convivencia de las víctimas con sus agresores de forma constante.