Antes que perforar pozos, frenar el desperdicio de agua

Por Carlos Camacho

En junio del 2022, el entonces titular de la Comisión de Agua y Alcantarillado de Servicios Intermunicipales (CAASSIM), Luis Rubluo, sostenía que entonces se contabilizaron 150 mil tomas clandestinas en los municipios de Pachuca y Mineral de la Reforma, por lo que el robo del vital líquido (huachicoleo) en un 50 por ciento del total del consumo diario en la zona metropolitana.

Apenas ayer, vecinos de fraccionamientos y colonias del sur de Pachuca, bloquearon la carretera México-Pachuca, a la altura de la comunidad de Téllez, en demanda de la regularización del servicio que brinda la CAASIM a la ciudadanía.

La semana pasada, una manifestación de piperos en la sede de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y luego un bloqueo carretero, en demanda de que no se cancele la operación del pozo de San Isidro, puso al descubierto que los demandantes de tal medida, operan en la ilegalidad: es decir, aprovechan la crisis hídrica para vender agua por tandeo sin contar con los permisos legales para funcionar.

El gobierno en sus dos niveles (federal y estatal), han planteado que para resolver la escasez de agua en la Ciudad de México y en la zona metropolitana de Hidalgo, la solución es la perforación de pozos.

Nada se ha hablado de cambiar las formas tradicionales de consumo en la agricultura, en la industria, donde se va la mayor cantidad de agua y que no se aprovecha para el consumo humano.

Desde hace más de 40 años, reclaman los políticos de oposición, se sustrae de los pozos de Pachuca, agua para la Ciudad de México. Del total que se saca, el 85 por cientos se va a la CDMX y el resto es para el consumo de los hidalguenses.

Los consumidores en los 12 municipios que atiende la CAASIM se han quejado históricamente de un pésimo servicio, de multas inhumanas y cobros excesivos, porque aunque el agua no llegue con regularidad a las casas, en los recibos se cobra como si el servicio fuera de primera y constante.

Las protestas continuarán en la medida que las autoridades no busquen otras opciones, antes de la perforación de pozos y como primer punto, evitar las tomas clandestinas, rehabilitar las redes de distribución, promover campañas de uso racional del agua en las casas, modernización de métodos de riego en los cultivos y en las industrias.

Estas, quizá podrían ser medidas menos drásticas y de menor impacto para los mantos freáticos. Mientras tanto, las protestas y cierres carreteros seguirán siendo la medida extrema de los ciudadanos, para hacerse oír y concientizar a las autoridades de primero poner orden y luego pensar en perforar pozos.

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