Cafebrería, Donde el Aromático Café, se Combina con una Buena Lectura

Por Catalina Martínez Duarte

Un café endulzado con letras es una buena combinación, concepto de fomento a la lectura y las artes que desde hace un año y medio se puso en marcha en Tulancingo, con el nombre de Cafebrería, espacio en el que también se desarrollan talleres, y se apoya a artesanos y productores de la región.

Como la ropa se vende de segunda mano, ahora, la propuesta del emprendimiento de particulares lo hacen con obras literarias, para darle oportunidad a libros usados y a las personas de obtenerlos a bajo costo.

Tonantzin Badillo, licenciada en música, compositora, originaria de Tulancingo, de 25 años va pisando fuerte en su profesión ya que han sido seleccionados sus piezas, que se han dejado oír en la sala Abundio Martínez y eventos varios, una es parte del repertorio de un disco de la Escuela de Música de Hidalgo en el 20 aniversario de esta institución, el año pasado en el Concierto de Mujeres Compositoras también fue invitada.

A la par, tras de que desde niña le fue inculcada la lectura por su mamá la profesora Linda Sánchez: “si no me hubiera dedicado a la música estuviera en comunicación o en literatura y letras, cuando iba en la primaria me gustaba escribir poemas, justo hace un año mi mamá tuvo la idea de abrir un negocio”.

El sueño de Tonantzin era tener una cafetería, inspirada en un concepto de librería que hay en la capital del estado y en la Ciudad de México y con el gusto compartido con su progenitora en el arte y la cultura, empezaron su aventura.

Fue en el mes de mayo del 2022, al proyecto se sumó su amigo Josué Ledezma de la Librería Mestiza quien les otorgó parte del acervo como concesión: “pensamos que abrir un negocio es fácil, pero no nos damos cuenta toda la inversión que conlleva, hemos querido hacer conciencia en Tulancingo de la importancia que tienen los libros que no importa si son de segunda mano, así contamos con temas como de historia, filosofía, literatura, en especial de escritores hidalguenses”.

La Cafebrería ha aportado a la sociedad como un espacio de difusión y aprendizaje a través de talleres y actividades: “martes ajedrez, miércoles creación de cuentos, jueves fotografía, viernes club de lectura, sábado es de teatro, está por abrirse el de poesía lo vamos intercalando con presentaciones de libros”.

La respuesta va a cuentagotas: “el ámbito cultural y artístico en Tulancingo es un poco egoísta, somos el primer concepto y nos ha costado mucho trabajo, la gente busca lugares más despampanantes, donde nos ubicamos han abierto bares y restaurantes, sí ha causado impacto, aunque el fluido es lento”.

Cuentan con una biblioteca comunitaria, reciben donaciones y también han incluido el apoyo artesanal, la loza donde sirven la comida y bebidas es de barro hechos por personas de la región, al igual que los muebles de madera; otra nota importante es que el café se puede saborear en diferentes técnicas artesanales como el filtrado, ebullición o prensado por lo que Tonantzin ha estudiado baristería.

Su búsqueda va en el sentido de que la gente viva una nueva experiencia en una cafetería diferente, donde tienen la oportunidad de acercarse al arte gratuitamente o en enseñanza especializada a bajo costo.

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