Por Carlos Camacho
Dice la vocera de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), cuando resalta los avances en las negociaciones con los alumnos en paro, que demandan, entre otras cosas y que no se han cumplido, la destitución del dirigente estudiantil, José Esteban Rodríguez Dávila y democratización de la vida institucional de la máxima casa de estudios.
Edith Ramírez Montiel, dijo que, entre los tres acuerdos, está el relacionado con el compromiso mutuo (alumnos-autoridades) de trabajar para concluir el semestre de acuerdo con el calendario, que pudo haberse modificado severamente en función de que se mantenga o no el paro de actividades.
También anunció la reanudación del servicio de transporte de la propia UAEH, Garzas y la reanudación de clases presenciales en los Institutos de Ciencias Sociales y Humanidades (ICSHU) y de Ciencias Económico Administrativas (ICEA).
Apenas sí un guiño a la exigencia de la renovación del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), antes denominado Federación de Estudiantes Universitarios del Estado de Hidalgo (FEUH), embrión de lo que ahora es el Grupo Universidad.
A propósito, de forma altanera y hasta autoritaria, el joven dirigente estudiantil, envió un mensaje a través de los canales oficiales de la UAEH, a sus propios compañeros, a los mismos que dice defender y en los hechos agrede, que no dejará el encargo que debió abandonar desde el 2021.
Poco a poco se ha diluido la demanda de que también renuncie el rector Octavio Acosta Castillo, que con sus actitudes y declaraciones ha quedado a deber y no ha estado a la altura de las exigencias estudiantiles. Aunque poco se puede pedir de un personaje que no actúa por iniciativa propia, sino que obedece a las indicaciones de su jefe político, Gerardo Sosa Castelán, quien si bien vive en prisión domiciliaria, no ha soltado el control de la universidad, mismo que mantiene por lo menos desde hace cuatro décadas.
Se habla de “premios” y amenazas a los paristas, una práctica común en el campus universitario que se aplica a quienes intenta rebelarse contra el sistema aplicado a rajatabla por el Grupo Universidad, contra quien pretende romper las reglas que benefician a un solo grupo político.
Las autoridades universitarias, prometen becas, incluso en el extranjero a quienes se someten a sus dictados y contra quienes se mantienen en rebeldía se les amenaza con expulsión y truncar sus respectivas carreras.
También hay vehículos automotores para quienes aceptan las condiciones de las autoridades, con el fin de acabar con las revueltas que pongan en riesgo su hegemonía.
Así que, este movimiento que parecía ir creciendo paulatinamente, será más bien un proyecto de largo aliento que requerirá de insistir en la demanda de democracia y fin de los abusos que se cometen al amparo de un grupo político.
Es importante que quienes hoy participan en las manifestaciones, conozcan la historia de quienes controlan a la UAEH y de ese modo sepan de lo que son capaces, con tal de no perder sus privilegios y el poder político que han construido desde hace más de 40 años.
El camino hacia la democratización de la UAEH, será tortuoso, largo y con muchas piedras que deberán ir quitando poco a poco, los alumnos, únicos y auténticos promotores de los cambios al interior de la máxima casa de estudios.